El aumento de la precariedad «amenaza con empeorar la salud de los jóvenes»
Las «penosas» condiciones laborales elevan la siniestralidad laboral juvenil
Las personas de entre 16 y 35 años sufren el 40% de los accidentes laborales
Vitoria-Gasteiz, 26 de abril de 2011. En el marco del próximo Día Internacional por la Salud Laboral (jueves 28 de abril) el Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK) y otros doce sindicatos, asociaciones y partidos políticos* han denunciado mediante un manifiesto que el aumento de la precariedad «amenaza con empeorar todavía más la salud laboral de las personas jóvenes». Tal y como señalan, «las malas condiciones laborales son una causa directa de los accidentes de trabajo, de las enfermedades laborales y del deterioro de la salud». En este sentido, han advertido que, «dado que la juventud soporta condiciones aún peores (y cada vez peores) que las del conjunto de trabajadores, ve especialmente perjudicada su salud».
De hecho, los colectivos firmantes apuntan que las personas de entre 16 y 35 años tienen más probabilidades de sufrir accidentes laborales que el conjunto de trabajadoras y trabajadores. En concreto, según datos aportados por el Consejo a partir de estadísticas del Instituto de Seguridad y Salud Laborales del Gobierno Vasco, Osalan, este colectivo padeció el 40% de los siniestros laborales registrados en 2009, a pesar de que sólo supone el 31% de la población activa.
LA PRECARIEDAD «perjudica gravemente a la salud»
«Las penosas condiciones laborales a las que estamos sometidos -subrayan- perjudican gravemente la salud, tanto física como mental». En esta línea, recuerdan la «cruda realidad» a la que se enfrentan las y los jóvenes: grandes tasas de temporalidad e inestabilidad crónica, tasas de paro que ya casi triplican a las del resto de la población, salarios más bajos y un uso sistemático de fórmulas excepcionales de contratación (prácticas, becas…) que invisibilizan los accidentes laborales, ya que no cuentan para las estadísticas oficiales (al igual que el empleo en el hogar). Esta «lista feroz» incluye grandes cargas de trabajo, horarios inapropiados, sobrecualificación, puestos que imposibilitan la negociación colectiva, empleo en economía sumergida, alta movilidad geográfica y subcontratación». Además, «muchas personas jóvenes se enfrentan a riesgos concretos (manipulación de cargas, posturas forzadas, contaminantes químicos o biológicos) que a lo largo del tiempo minan su salud».
Bajo estas condiciones, el empleo, «lejos de constituir una vía para la integración y la autorrealización, fomenta con mayor frecuencia el aislamiento y la explotación». De hecho, «cada vez son mas habituales tanto las enfermedades físicas (cardiovasculares, musculares, gástrico-intestinales), como las psico-sociales (ansiedad, estrés, adicciones, depresión), agravadas por una tasa de paro que supera ya el 43% en este colectivo».
«CONDICIONES peores… y a peor»
Por si fuera poco, «las condiciones laborales, además de ser peores para las personas jóvenes, van a peor tanto para ellas como para el conjunto de la población, debido a la reforma laboral y al Acuerdo Social y Económico». Así lo consideran los colectivos firmantes, quienes detallan que estas políticas «han facilitado el despido, al rebajar el índice de absentismo total que posibilita echar a un trabajador por ‘causas objetivas’ ante faltas reiteradas desde el 5% hasta el 2,5%». Además, «se ha otorgado al Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) la posibilidad de dar el alta a una persona trabajadora enferma, sin contemplar la opinión del médico de cabecera de Osakidetza». Asimismo, «se han incrementado las facultades de control de las mutuas en los casos de bajas laborales de corta duración». «No sólo eso -advierten-: también se ha concedido más peso a las Empresas de Trabajo Temporal (ETTs) y se ha abierto el paso a las agencias privadas de colocación con ánimo de lucro, asignándoles un mayor protagonismo en la contratación y tratándoles como intermediarias laborales de carácter público, con las consecuencias conocidas de esta formula de contratación para la población joven (imposibilidad de planificar un futuro, cambios continuos de trabajo, inestabilidad, etcétera)».
En este contexto, en el que «en la lista de prioridades de la economía neoliberal la concentración de beneficios se pone por encima de la vida y salud de las personas trabajadoras», los citados movimientos sociales y sindicatos han denunciado que «la intervención de quienes deben velar por la salud y seguridad en el trabajo, es decir, de la Autoridad Laboral, Inspección de Trabajo y Osalan, es escasa y parcial».»A su bajo presupuesto hay que sumarle un recorte del 43% en las arcas de Osalan, la falta de voluntad política de confrontar con la patronal y la escasez de personal; además,»sus políticas de intervención son insuficientes y acaban por perpertuar las condiciones que generan la precariedad y los riesgos para la salud», critican. Por todo ello, las asociaciones y organismos firmantes han presentado a la administración y a las entidades responsables un compendio de medidas de cara a mejorar las condiciones de trabajo y la salud laboral de la juventud.
Entre las propuestas se incluye derogar la Reforma Laboral, controlar las fórmulas excepcionales de contratación (prácticas, becas), limitar la temporalidad y la subcontratación, paralizar la reforma de las pensiones y adoptar medidas de desintensificación del trabajo, así como fomentar la participación laboral y sindical de las personas jóvenes.
*FIRMANTES: Pastoral Obrera, Atseden Eskola, Atseden Taldeak, Berri Otxoak, Sector Joven de Ekintza Katoloko Orokorra-Acción Católica General, ESK, Ezker Batua Gazteak, Euskadiko Gazteriaren Kontseilua, Ezker Gogoa, Iratzarri, Gazte Komunistak, Juventud Obrera Cristiana, LAB, Sare Antifaxista.