El Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK) ha denunciado esta mañana mediante una nota de prensa el accidente laboral que tuvo lugar ayer en el municipio navarro de Aberin, un grave siniestro que se ha cobrado la vida de un joven alavés de 27 años (vecino de Azázeta) y que ha herido de gravedad a otro trabajador de 29.
Con esta muerte, suman ya cuatro los jóvenes fallecidos en accidente laboral en menos de dos meses en Euskadi (o con víctimas domiciliadas en Euskadi), tal y como ha señalado la plataforma de asociaciones juveniles. El 1 de junio, un agricultor de 25 años perdió la vida en Villanueva de Valdegovía (Cuadrilla de Añana). Poco después, el 22 de junio, murió otro joven de 21 años en la fábrica de helados de la multinacional Nestlé en Araia (la antigua Miko). El siguiente siniestro tuvo lugar hace apenas dos semanas, el 16 de julio, cuando falleció un empleado portugués de 19 años en Zarautz.
En el accidente de ayer, «las víctimas son una vez más personas jóvenes», condición que en palabras de la institución juvenil «no es casualidad». Según ha explicado, los trabajadores de entre 16 y 34 años tienen el doble de probabilidades de sufrir un siniestro laboral (4,17% frente al 2,2% de media, según los últimos datos de OSALAN). Tal y como explica, «estas alarmantes cifras de siniestralidad laboral juvenil están estrechamente ligadas a las condiciones precarias y los ritmos de trabajo que padecen las y los trabajadores y, en especial, la juventud».
Asimismo, el Consejo ha recordado que ésta es la quinta muerte del año por siniestro laboral en el primer sector en Euskadi y en la Comunidad foral. El primero tuvo lugar en enero, en Urdiñabe (Bizkaia). En marzo falleció otro trabajador en la escuela agraria Zabalegi de Donostia, y la lista negra volvió a crecer en junio, cuando murieron otros dos agricultores en Villanueva de Valdegovía (Álava) y en Urroz (Navarra). Según EGK, «este trágico goteo no es meramente fortuito», sino que «tiene que ver con las actuales políticas agrarias, que impulsan una agricultura productivista e industrial apoyada sobre el exceso de horas de trabajo, de la mano de la falta de control en medidas de seguridad -en un sector en el que prima el autoempleo-«.
Ante este escenario, EGK ha exigido a la Administración que «haga cumplir la reglamentación en materia de seguridad laboral». Además, ha demandado que se adopten las siguientes medidas para promover la salud en el trabajo:
• Mayor implicación por parte de Osakidetza en detección y tratamiento de enfermedades laborales.
• Limitación de la temporalidad y la subcontratación.
• Reducción de jornada laboral.
• Mayor inspección y control sobre las fórmulas excepcionales de contratación.
• Puesta en marcha de medidas de desintensificación del trabajo dentro de las empresas.
• Implantación de mecanismos de control para que exista un equilibrio entre la calificación demandada para cubrir un puesto y la necesaria para desarrollarlo.
• Reconocimiento y regulación de los cuidados.
• Puesta en marcha de medidas para acabar con las horas extra.
• Implantación de medidas para conciliar estudios superiores con empleo de una manera sostenible.
• Fomento por parte de las empresas de la participación laboral y sindical de las personas jóvenes, generando condiciones y ofreciendo medios para ello.
• Participación de la empresa en la formación que beneficie al puesto, asumiendo para ello los medios necesarios (tiempo y dinero).
• Regularización de la capacidad de negociación de los/as trabajadores/as en el sistema de contratación.
• Fomento de contratos de relevo / sustitución.
Por su parte, el Consejo de la Juventud de Euskadi ha expresado su compromiso en seguir denunciando la precariedad laboral que viven las y los jóvenes y en articular una voz social que promueva el fin de los siniestros laborales.