Hoy, 20 de junio, con motivo del Día Internacional de las Personas Refugiadas, desde EGK queremos compartir algunas reflexiones que surgieron en la anterior sesión del grupo de paz a la hora de abordar este tema que consideramos un reto para la convivencia actual.
Según un informe presentado por CEAR-Euskadi, actualmente hay “alrededor de 70 millones de personas desplazadas de sus hogares en todo el mundo como consecuencia de las guerras, los conflictos y las persecuciones”. Se trata de una cifra sin precedentes y ello evidencia que nos encontramos ante una crisis de asilo. En el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, “aunque las solicitudes de protección Internacional se han triplicado con respecto a 2015 (163 frente a las 500 de 2016), continúa siendo un número ínfimo si lo comparamos con las dimensiones que adquiere esta crisis humanitaria, ya que solamente representan el 0,02% de la población residente en Euskadi”.
En la Convención Internacional de las Naciones Unidas celebrada en Ginebra en 1951, se aprobó el Estatuto de las personas refugiadas. Según dicha convención el término “refugiado” se aplicará a toda persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él.
España se adhirió a la convención desde el año 1979 y en el año 2009 aprueba la ley de asilo. De modo que la garantía del derecho de asilo como derecho humano es una cuestión de Estado. De acuerdo al artículo 14 de la Declaración Universal de DD.HH: “En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”.
Según los últimos datos publicados por el Observatorio Vasco de la Juventud, siete de cada diez personas jóvenes apoyan la concesión de ayudas y vivienda a las personas refugiadas. Sin embargo, hasta que no se cumplan los acuerdos de la Unión Europea, es imposible que las personas que buscan asilo puedan llegar a Europa de forma segura y legal. En consecuencia, las personas que buscan asilo ponen en peligro sus derechos humanos una y otra vez.
Ante esta situación, ¿qué proponemos desde EGK?
- Promover una convivencia basada en el respeto de los DD.HH. de toda persona mediante la educación (sin importar la nacionalidad de la persona solicitante de asilo).
- Promover el cumplimento del pacto de Estado por el derecho de asilo.
- Pensar en las necesidades de las personas que reclaman asilo.
- Exigir claridad y veracidad a los medios de comunicación. Contrastar la información que nos llega y adquirir herramientas para poder construir un pensamiento crítico.
Hoy, 20 de junio, desde EGK, queremos mostrar todo nuestro apoyo y protección a todas las personas, especialmente juveniles, que trabajan y luchan por la defensa de los derechos de las personas refugiadas. Reivindicamos el derecho de asilo y una verdadera inclusión social de las personas refugiadas que están aquí.