La situación generada por el COVID-19 y las medidas adoptadas para evitar su contaminación han trastocado nuestro día a día. Se han tomado varias decisiones, pero no han sido suficientes para que las personas jóvenes no vivan situaciones de precariedad. La situación de empleo no era la deseada y merecida desde antes y, con la pandemia y las decisiones relacionadas, la realidad no ha mejorado. Por ello, hoy 28 de abril, Día Internacional de la Salud Laboral, queremos hacer público el siguiente manifiesto desde el grupo de trabajo Emantzipa…Zer? y las 7* asociaciones que se han adherido.
De hecho, sigue siendo difícil de medir el impacto en el empleo: un montón de ERTES, un gran número de personas trabajadoras que han perdido su puesto de trabajo, las que han visto reducida su jornada laboral… Y las que, desgraciadamente, han sido infectadas. Éstas serán consideradas como enfermedades laborales, pero se necesitan más medidas preventivas para evitarlas, además, todavía no hay datos concretos. en la misma línea, no podemos olvidar las consecuencias emocionales de esta situación: nerviosismo, estrés, inquietud, miedo, depresión, desmotivación etc.
Necesidad de datos actualizados
La situación, como decíamos, no es nueva. Desde EGK llevamos muchos años reivindicando el fin de la precariedad y pidiendo medidas concretas a la administración. Sin embargo, se necesitan datos actualizados para que éstos alcancen los objetivos marcados. Porque de lo contrario la realidad diagnosticada no será exacta. Los últimos disponibles actualmente son los de 2018 y, además, sólo los de 16 a 24 años (faltan los de entre 24 y 30 años para representar la realidad en su conjunto).
En todos los casos es interesante tener una diferenciación por géneros y territorios, y tener la mayor información posible para resolver el problema con políticas públicas diseñadas desde las administraciones. La igualdad real entre mujeres y hombres en la salud laboral y en la prevención de riesgos sigue sin alcanzarse. En este sentido, pedimos que se homogenice la recogida de datos y la exposición, estableciendo, entre otras cosas, las mismas franjas de edad en todas las informaciones.
¿Hasta cuándo la precariedad?
Para reflejar estas pérdidas de salud en los puestos de trabajo o por culpa del empleo, queremos dar a conocer algunos datos, como los accidentes laborales registrados en Euskadi durante 2018 de personas jóvenes de entre 16 y 24 años: 1.711 leves (1.351 hombres y 360 mujeres), 12 graves (12 hombres) y ninguna muerte. Lamentablemente, como en los últimos años, debemos trabajar con datos no actualizados, ya que los datos de 2019 aún no están disponibles
Sin embargo, en 2019 EGK tuvo que activar el Protocolo de Accidentes de Trabajo en 5 ocasiones, dos de ellas por la muerte de la persona joven trabajadora. Las cifras son peores cada año. Por otro lado, no podemos olvidar ni dejar inadvertidas a las personas jóvenes que sufren una enfermedad profesional porque ven su vida paulatinamente disminuida. Creemos que esta es una realidad muy grave, ya que su trayectoria profesional no ha hecho más que empezar. Según Eustat, en 2018 136 personas jóvenes sufrieron una enfermedad profesional, de las cuales 67 fueron hombres y 69 mujeres. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existe un subregistro de enfermedades profesionales. Ya que las mutuas las tratan como contingencias comunes y las derivan a Osakidetza. Por lo tanto, serían más que lo que marcan los datos oficiales.
Además, quedan fuera de estos datos muchas personas jóvenes que, estando sin contrato, en paro, en búsqueda de empleo o en trabajos no declarados, sufren accidentes laborales o enfermedades relacionadas con estas situaciones. En el caso de las mujeres esta situación es aún más grave.
Lee el manifiesto completo aquí
*Se adhieren a este manifiesto el Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK), CCOO Euskadi, Euzko Gaztedi, Gazte Abertzaleak, LSB-USO, Kale Dor Kayiko, EKO-ACG y Rebeldía.