- En el Día Internacional por la Salud Laboral (28 de abril) 16 colectivos, movimientos jóvenes y sindicatos se unen a EGK en un escrito que defiende la salud laboral de las y los jóvenes
- En el texto denuncian las consecuencias que puede tener la nueva Ley de Mutuas; entre otras cosas, las mutuas ahora también gestionan las enfermedades comunes, lo que favorece la privatización de la salud laboral
- También han recordado datos preocupantes: en 2013 en Euskadi las y los jóvenes sufrieron 7.287 accidentes laborales leves, 27 graves y 4 mortales
Vitoria-Gasteiz, 27 de abril de 2015. En el marco del Día Internacional por la Salud Laboral (28 de abril) EGK y varios colectivos juveniles, sindicatos y asociaciones que se reúnen en el grupo de empleo y juventud han querido denunciar «la precariedad laboral en la que estamos sumergidas las personas jóvenes y las consecuencias en nuestro bienestar y salud que de ella derivan». Este año especialmente se han querido subrayar los peligros de la nueva Ley de Mutuas aprobada recientemente en el Estado. Debido a esta reforma, además de las competencias en accidentes laborales que les son propias, las mutuas han adquirido competencias en materia de contingencias comunes de las personas trabajadoras, lo que supone un nuevo intento de descapitalización de la sanidad pública: quienes no tengan un empleo quedarán en un segundo nivel de servicios de salud, en un sistema público con cada vez menores recursos. Dadas las altas tasas de desempleo y las fórmulas excepcionales de contratación utilizadas, esta situación podría afectar directamente a las y los jóvenes.
Un total de 17 entidades han unido sus voces en un comunicado conjunto bajo el lema «Por la salud de las y los jóvenes, acabemos con la precariedad»: Consejo de la Juventud de Euskadi, asociación gitana Kale Dor Kayiko, Acción Católica General (EKO-ACG), Juventudes Socialistas de Euskadi (JSE-EGAZ), Juventud Obrera Cristiana (JOC), Ernai, Gazte Abertzaleak, Gazte Komunistak, grupo ecologista Meatzaldea Bizirik, Berri Otxoak, Pastoral Obrera de Bilbao, Consejo de la Juventud de Córdoba y los sindicatos STEE-EILAS, CCOO, ESK, ELA y LAB.
Además, como dato que evidencia estas pérdidas de salud a causa de los puestos de trabajo, se han querido recordar algunos datos; entre otros, los múltiples accidentes laborales que sufrieron las personas jóvenes en 2013 (los datos de 2014 todavía no se han publicado): 7.287 accidentes laborales leves, 27 graves y 4 mortales, un dato que afortunadamente ha disminuido en los últimos años. En este sentido hay que recalcar que, según datos del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral (Osalan), «la probabilidad de que una personas joven sufra un accidente laboral duplica a la del resto de la población».
En este contexto, denuncian que el empleo, «lejos de constituir una vía para la integración y la autorrealización, fomenta con mayor frecuencia el aislamiento y la explotación», de tal manera que hoy en día «el trabajo o su ausencia genera en las personas jóvenes multitud de enfermedades biológicas y psicosociales». Esta realidad, según subrayan, «se está viendo agravada por la mayor precariedad que se deriva de las últimas reformas laborales».
«Directos a la enfermería»
Las asociaciones juveniles y colectivos firmantes han querido dejar claro que las malas condiciones laborales perjudican a su salud: «La relación entre precariedad y salud laboral va mucho más allá de los accidentes y enfermedades surgidos en el puesto de trabajo, ya que, con la excusa de fomentar el empleo juvenil y bajo la amenaza del desempleo y la exclusión social, nos están obligando a padecer unas condiciones laborales que nos envían directamente a la enfermería», explican.
En este sentido, han enumerado una serie de realidades que consideran perjudiciales: la «formación para la precariedad», la privatización de la sanidad y la salud laboral, la inestabilidad laboral así como la condena a la economía sumergida y las fórmulas excepcionales de contratación (becas, prácticas, falsos autónomos). En la misma línea, han destacado que las administraciones «nos exigen más obligaciones a quienes menos derechos tenemos» y con la excusa de «Fomentar el espíritu emprendedor» culpan a las y los jóvenes de su situación de desempleo y precariedad, sin tener en cuenta que «el emprendimiento requiere grandes inversiones a cambio de muy pocas garantías y mayor vulnerabilidad frente a los altibajos económicos».
Dignidad socioeconómica
Por todo ello, jóvenes y otros agentes han unido sus voces para establecer unas «nuevas bases para la dignidad socioeconómica de la juventud». En concreto, han reivindicado «que la salud sea un derecho y no dependa de criterios economicistas; que se considere a las y los jóvenes personas de pleno derecho; que se reparta la riqueza y el trabajo; que la salud laboral y la prevención de riesgos sea un objetivo a alcanzar y no un trámite a cumplir; que se reconozca y regule el trabajo reproductivo y de cuidados; que la fiscalidad repercuta en inversión social y que se fomente la participación social de la juventud».
Asimismo, colectivos y asociaciones han hecho un llamamiento a las personas jóvenes para que se movilicen, con el mensaje «Por nuestra salud y nuestros derechos, ¡movilicémonos!».
AQUÍ PUEDES LEER EL MANIFIESTO COMPLETO: